Timeline
Mi historia profesional empezó en la década de los 90 cuando, junto a dos buenos amigos, decidimos crear nuestra propia agencia de comunicación.
Teníamos claro que no queríamos trabajar para otros, así que nos lanzamos con nuestro proyecto convirtiéndonos en empresarios desde el inicio.
Empezamos apenas sin recursos, pero poco a poco fuimos creciendo en equipo, servicios y facturación gracias a la confianza de multitud de clientes que captaban nuestra ilusión y ganas.
La pasión, iniciativa y el punto de inconsciencia de los veinte años, fueron los motores que nos impulsaron a contactar al grupo inversor que iba a construir el 1er Centro de Ocio de España, Parc Vallès.
Nos encargaron la creación de la identidad corporativa del complejo, y al poco tiempo nos confiaron la gestión total del presupuesto de marketing del centro de 83.500 m2.
Ese fue el primero de los muchos centros de toda España para los que acabamos trabajando a lo largo de nuestra carrera.
Gracias a los buenos resultados obtenidos en el proyecto anterior y a nuestra filosofía de trabajo, se nos ofreció la oportunidad de participar en el área del marketing y comercialización del Shopping Resort Puerto Venecia, el centro comercial más grande de España y uno de los mayores centros de ocio y compras de Europa.
El proyecto nos ayudó a crecer rápidamente abriéndonos la puerta a trabajar para multitud de centros de toda España, entre ellos: Príncipe Pío, Palacio de Hielo, Dos Mares, Diagonal Mar, Maremagnum, Mn4, El Teler, entre muchos otros.
Aunque económicamente las cosas me iban muy bien, sentía que la pasión, la motivación y la ilusión de los inicios habían desaparecido y solo trabajaba por dinero.
Como una de mis grandes pasiones siempre ha sido viajar, aprovechaba mis vacaciones anuales para realizar largos viajes de aventura en busca de nueva energía y motivación.
Durante ese periodo visité países como: Birmania, Laos, La India, Brasil, Bolivia, Perú, China o Tailandia, pero muy a mi pesar, cada vez que regresaba, mi sensación de desequilibrio era mayor.
Durante meses o incluso años, no entendí muy bien lo que me pasaba. Aunque todo parecía perfecto, seguía sintiendo que me faltaba algo, pero no sabía muy bien lo que era.
Tenía una buena empresa, buenos socios, buen sueldo, ¡incluso buenas y largas vacaciones!, pero no conseguía sentirme alineado conmigo mismo.
Además, cuando compartía mis pensamientos e inquietudes con otras personas, la respuesta era siempre la misma: ”Deja de preocuparte y disfruta. Habéis trabajado mucho para conseguir lo que tenéis”. Y equivocadamente dejaba de escuchar, una y otra vez, mi voz interior.
Después de muchos debates internos y contra toda opinión externa, me decidí a vender mi parte del negocio siguiendo el susurro (en esa época ya gritos) de mi corazón.
Tomar esa decisión me costó mucho, ya que suponía desapegarme de todo por lo que habíamos luchado durante los años más importantes de mi vida hasta ese momento.
Mi plan para reconectar conmigo mismo era iniciar un gran viaje, una aventura sin fecha de retorno, que me permitiera conocerme mejor y sanarme, mientras descubría el máximo número de culturas del mundo.
Ya no tenía empresa ni obligaciones, ya podía hacer lo que quisiera y empezar, por fin, mi gran aventura. Justo en ese momento, un familiar muy cercano cayó gravemente enfermo y decidí posponer el viaje para estar a su lado y ayudarle a gestionar su negocio.
Aunque sentía que hacia lo correcto, no paraban de surgirme dudas: ¿Cómo iría todo? ¿Cuándo se recuperaría? ¿Qué haría yo ahora? ¿Podría hacer algún día el viaje? ¿Qué iba a hacer ahora con mi vida? ¿Cómo me ganaría de la vida?…
Así que la incertidumbre y el miedo me llevaron a aceptar las propuestas de colaboración de varios amigos empresarios y empecé trabajar con ellos como asesor independiente sin plantearme nada más. No habían pasado ni dos meses desde la venta y ya me encontraba de nuevo en el mundo empresarial.
En esta nueva etapa como asesor todo volvía a ser motivador, divertido y a fluir de nuevo. Mes a mes, la relación con mis nuevos clientes fue fortaleciéndose y, poco a poco, fueron apareciendo nuevos proyectos.
Al cabo de un año, por suerte, la salud de mi familiar mejoró y decidí por fin, iniciar mi gran viaje, mientras seguía ofreciendo asesoramiento de forma remota en una época en la que no era nada común.
Finalmente me fui a Brasil, dejando en Barcelona a una persona muy especial que había conocido durante ese periodo. La idea era iniciar una gran ruta por todo el mundo mientras trabajaba a distancia aprovechando las nuevas tecnologías.
Todo parecía perfecto, al fin había llegado el momento de hacer realidad mi sueño de viajar por todo el mundo mientras trabajaba como asesor de marketing de forma remota, ¡increíble!
Al poco tiempo de partir, sentía de nuevo que algo no funcionaba, pero, ¿qué era? Sentía que mi mente pensaba una cosa y mi corazón decía otra. Así que aprendida la lección, esta vez no tardé tanto tiempo en seguir mi intuición y a los 3 meses decidí poner fin a mi viaje y regresar a Barcelona.
Un tiempo después, Marta, mi pareja actual, decidió dejar su trabajo de Directora Creativa y Planner estratégica en una agencia de Barcelona y decidimos empezar a trabajar juntos y lanzarnos a la aventura de convertirnos en unos de los primeros nómadas digitales.
Viajamos a menudo, en algunas ocasiones durante largos periodos, lo que nos permitió conocer multitud de países, como: Laos, Vietnam, India, SriLanka, Malasia, Indonesia, Filipinas, Argentina o Chile, entre otros, mientras ofrecíamos servicios de asesoramiento a decenas de empresas.
A pesar de que muchos empresarios solo querían trabajar la comunicación y la publicidad de sus marcas, la experiencia nos había demostrado que si la estrategia de marca no estaba bien definida, se generaban incoherencias que afectaban tanto a la evolución del proyecto, como a la materialización de resultados.
Por eso motivo, nos centrábamos en el diseño de una buena estrategia de marca y su correcta implementación. Posteriormente, les ayudábamos a crear todos los soportes y a realizar los cambios necesarios para implementarla adecuadamente.
A pesar de creer en el proceso y saber que era la mejor opción, yo revivía a menudo la misma sensación de insatisfacción del pasado, hasta que descubrí que se activaba cuando ayudábamos a empresarios/as que no hacían su trabajo desde el corazón, sino que solo les movía el dinero. Esas situaciones me conectaban con mi vida anterior, la de un empresario con buenos ingresos y poca motivación por su trabajo, sin ningún propósito claro y que su única inquietud es ganar más dinero.
He trabajado con numerosos proyectos y he visto como en muchos casos, a pesar de lograr los resultados económicos establecidos, las urgencias, el desgaste diario, la desmotivación y necesidades de la propia actividad consumían al empresario/a en su día a día.
Mi propósito es simple, ayudar a lo/as empresario/as que viven esta situación y desean cambiarla, a evolucionar sus negocios hacia un nuevo paradigma. Un espacio donde la motivación, la conexión con el proyecto, la armonía con el equipo y el propósito, son tan importantes como las ventas.
Me gustaría transformar las empresas tradicionales en empresas más conscientes lideradas desde el corazón para lograr un mayor impacto.
Muchas gracias por leerme y estar aquí.
Un abrazo,
Jordi